sábado, 24 de marzo de 2012

Columna




Ni busco en la academia el rastro que mi infancia deja
ni busco en otros versos que me valgan.

Cuanto más impuro soy, más me comprendo.

No busco conformar a los extraños,
ni agradar, ni aliviar de sus parcas al planeta.

Las veces que he quebrado mis ideas
negando su propio devenir, he roto su discurso
urdido con palabras malsonantes
que cambiaban al llegar hasta mis dedos.

He visto a los poetas comiendo con ritmo
cenando con ritmo, durmiendo también
he visto poetas.
Y yo, pobre de mí,
también cenaba, comía y dormía.

He visto en los hombres figuras arbóreas
mujeres con manos tiznadas de barro
y dije – son árboles- y luego- son tierra.

Pero hoy, hoy soy novel, soy raíz, soy base,
soy columna, sobre todo soy columna.





© Ramón Ataz

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