sábado, 1 de diciembre de 2012

Agonía




El cuerpo exhausto

La mente delirante

la obstinación estéril.

Lo he visto sufrir

escondido en el único rincón que le quedaba.






Ramón Ataz (c)

   

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Huy, este poema ayer tenía un final distinto. Nada que objetar por mi parte, je, je, yo también hago a veces "cambios de última hora".
    En cuanto al poema en sí, por razones personales (que tú conoces) me ha afectado mucho, aunque yo no fuera testigo de la agonía. El anterior final, más abrupto, te dejaba estremecido. Este introduce una nota de piedad, de pensar que al menos ha acabado su suplicio, lo que es un mínimo consuelo para los que nos quedamos aquí, llorando la pérdida.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo hago pocos cambios de calado, aunque muchos retoques. En este poema todo empezó porque no estaba conforme con un verso, quería añadirle un adjetivo y mientras le daba vueltas a la cabeza, el poema cambió más de lo que yo quería. Quizá publique la versión anterior, mucho más tajante y probablemente más ajustada a lo que quería expresar. Muchas gracias por pasar y comentar, Alejandro, como siempre.

      Un abrazo.

      Eliminar